¿Te ha pasado que conoces a una persona que siempre salta de una relación a otra? ¿Eres tú esa persona? Este comportamiento se relacionaría con una cierta «impulsividad amorosa», que poco tiene que ver con el amor, según los expertos.
¿A qué se debe este enamoramiento repentino? La psicóloga experta en relaciones amorosas, Lidia Alvarado, dio algunas luces en conversación con «ABC». Además explicó por qué este comportamiento es dañino y qué podemos hacer para evitarlo.
¿Qué es la impulsividad amorosa?
De acuerdo a la experta, se trata de “personas que siempre están con la antena del amor puesta allá por donde van. Son cazadores del amor». En esa línea, Alvarado explica que con solo una pequeña muestra de afecto estas personas puede llegar a sentirse «tremendamente especiales», y así involucrarse rápidamente en una nueva relación amorosa.
“Detrás de los que se enamoran con facilidad se esconde una elevada ansiedad por encontrar pareja, y lo hacen de forma indiscriminada, sin tener en cuenta la personalidad de la otra persona, sus verdaderas intenciones o si son correspondidas“, agregó.
Te puede interesar: Mitos sobre el amor verdadero
Además la especialista plantea que otro de los problemas de la impulsividad amorosa, es que detrás de ella hay individuos con baja autoestima y dificultades para estar a solas. Es por esto que se empeñan tanto en «encontrar el amor», para así llenar el vacío y dar «sentido a sus vidas».
Lo que dice Alvarado es que estas personas muchas veces no se enamoran realmente de su pareja, sino que de la idea de «estar en una relación».
¿Qué hacer para superarlo?
La psicóloga afirma que es esencial trabajar en el autoestima y fortalecerla, antes de lanzarse a la búsqueda del amor.
“Construir una autoestima fuerte, querernos de manera incondicional aprendiendo a estar bien en soledad y disfrutar de nuestra vida con independencia de estar o no en pareja, es el mejor antídoto que evitará que sintamos amor hacia el primero que nos regale muestras de afecto”, recomendó.
Además la experta señala que el aprender a gestionar nuestras emociones, especialmente las negativas, para no caer en conductas autodestructivas. Y si nada de esto da resultado, la recomendación es buscar ayuda profesional.