Volvamos a esos años en que éramos niños: ¿hay algo que marque más nuestra infancia que las figuras paternales?
Un papá presente y cercano a la crianza de sus hijos es necesario por partida doble. Muchas veces, por razones laborales o amorosas, los padres no están tan presentes como uno quisiera. Sin embargo, tener una figura paternal es importante para los bebés, niños y adolescentes.
Por ejemplo, cuando el papá participa en los controles prenatales, puede mirar el desarrollo de su hijo en las ecografías o escuchar su corazón, tiene más posibilidades de ir desarrollando una relación afectiva con él desde antes de que nazca. Esta relación que para las madres es tan obvia porque sienten los cambios en su cuerpo y el movimiento del niño dentro de ellas, para el hombre no lo es. Su experiencia del embarazo es a través de lo que vive la mujer, y por lo tanto toda experiencia «directa» con el hijo le va haciendo más real su presencia en su vida.
¡Recuerda que un padre es el que cría y entrega ese amor cada día!