El periodista Jason Laughlin, cuando tenía 30 años, decidió comenzar a probar suerte en las aplicaciones de citas online para conocer a una mujer. Luego de crear su perfil tuvo una cita y, posteriormente, su primera relación amorosa más seria. Pese a aquello, Laughlin asegura que siempre le ha costado salir con chicas o tener pareja.
«Para una persona en el siglo XXI, las citas online son una forma simple de salir con alguien. Desafortunadamente, si alguien te da una oportunidad en aplicaciones como Tinder o Bumble depende, en gran medida, de cómo te ves. Con mis deformidades visibles, estoy seriamente en desventaja desde el principio», precisó, según indica Infobae.
Laughlin nació con una enfermedad congénita que no le permite movilizare sin ayuda, por lo que siempre necesita utilizar muletas. Además tiene una altura que está por debajo de la media.
«Escribo esto con la adevertencia de que las citas online, en ocasiones, me funcionaron y algunas mujeres de mi vida podrían decir con una risa cansada: Sí, sus discapacidades definitivamente no eran el problema«, aclaró.
Laughlin afirmó que su discapacidad tuvo un importante rol en el término de sus relaciones amorosas, por lo que tomó una particular decisión: «A principios de este año, después de pasar semanas sin un match, y mucho menos una cita, eliminé de mis perfiles todas las imágenes que mostraran mi discapacidad. Fue un experimento para ver cómo iría si me presentara como un tipo normal».
«Al borrar mis limitaciones físicas, tuve una idea de lo que se sentía la normalidad», manifestó, asegurando que con el paso de los días su éxito aumentó considerablemente.
Pese a la euforia que sintió por formar parte de aquella realidad, luego sintió angustia por hacer algo incorrecto: «Sería injusto no permitir que estas mujeres supieran cómo me veía antes de conocerme, así que les expliqué mi situación».
Algunas féminas decidieron seguir en contacto con él, pero las citas que se concretaron no llegaron a algo estable, y mientras algunas le dijeron que no querían salir con personas discapacitadas, otras solamente dejaron de responder sus mensajes.
«Mi experimento de citas online alimentó un pensamiento feo, que las cosas más esenciales sobre mí simplemente no importan cuando se pesan en contra de cómo me veo. Injusto, ¿no? Excepto que, en realidad, yo no soy mejor que ellas. He pasado a la izquierda (rechazado) sin pensar un segundo cuando alguien tenía sobrepeso o demasiados tatuajes o no me parecía atractiva», confesó.
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