Chase Hilgenbrinck desde pequeño llamó la atención por sus enormes ojos verdes y simpatía. Hace un par de años llegó hasta nuestro país para convertirse en futbolista de los equipos Naval, Huachipato y Ñublense. Luego regresó a Estados Unidos y hoy está de vuelta en Chile, pero para servir como sacerdote. De hecho, fue este fin de semana que el hombre de 34 años realizó su primera misa en Chillán, donde vive actualmente.
Durante la estadía en su país, la que duró casi diez años, el Gringo -como es conocido-, logró convertirse en lo que buscaba por mucho tiempo, luego de darse cuenta de que quería algo diferente para su vida. «Después de ganar el campeonato y subir a primera división con Ñublense, me di cuenta que algo faltaba en mi corazón. Me di cuenta justo en el medio de mi carrera futbolística que no iba a seguir y sentí el llamado del sacerdocio», dijo en una entrevista a TVN.
En el tiempo que Chase se quedó en Chile y cuando comenzaba a destacar en el fútbol profesional, se sintió sólo y no lograba adaptarse a la cultura nacional, fue ahí cuando comenzó a ir a misa todas las semanas. «Allí me sentía cómodo, en casa, sentado en frente de Él que está en el tabernáculo, donde yo le hablaba», dijo al sitio Portaluz.