A comienzos de este año Mauricio Pinilla firmó con el equipo Coquimbo Unido, lo cual implicó un gran cambio para su familia. Así lo señala su esposa, Gissella Gallardo, quien en conversación con «LUN» detalló lo difícil que ha sido para ellos adaptarse a la distancia.
«Para los niños ha sido un tema que el papá viva fuera de la casa. Para mí ha sido agotador. Estoy haciendo el papel de papá y mamá. Mauricio que siempre ha sido el estricto, el que pone las reglas, me dice ‘los veo tan poco, cómo los voy a estar retando’. Entonces ahora él es bueno y yo soy la bruja de la casa», explica.
Esta nueva rutina tiene a Gissella viajando dos veces a la semana a Coquimbo. Parte sola los miércoles para volver a Santiago el día jueves y luego el fin de semana se va con sus hijos.
«Lo hecho mucho de menos, pero es entretenido viajar sola a verlo. Salimos a comer, nos pegamos maratones en Netflix y en Santiago tengo más tiempo para mí. He podido estar más con mis amigas y familia», asegura.
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Y es que si bien en un principio a ella no le gustaba mucho la idea de vivir separados ni quería dejar Santiago, las ganas de Mauricio de volver al fútbol la convencieron. Hoy cuenta que han logrado adaptarse a este nuevo regimen.