Encontrar metales preciosos todavía es posible. Después de una investigación, dos geólogos chilenos lograron encontrar oro en la Patagonia.
Santiago Tassara y Martín Reich fueron los encargados de encontrar registros de oro en la Patagonia argentina. Un descubrimiento que podría comprobar una importante teoría.
¿Por qué en esa zona?
Los expertos decidieron investigar en dicha área por dos razones: la primera es porque ahí existe una alta concentración de depósitos de oro y la segunda es porque luego de una actividad volcánica reciente, hay indicios de que se arrastró material desde la segunda capa de la tierra (el manto) hacia la primera (la corteza exterior). Aquello podría probar su hipótesis de que los metales surgen en el manto y no en la corteza, discusión clásica entre los profesionales del área.
La importancia del hallazgo
El director del Núcleo Milenio Trazadores de Metales, Reich, contó a Las Últimas Noticias que «se dio el mejor escenario que uno podría haber visto y no nos deja de sorprender: resultó que el manto debajo de todos estos depósitos estaba enriquecido en oro. Es primera vez a nivel mundial que se detecta algo por el estilo». El oro se encontró a 70 kilómetros de profundidad.«Uno sabe cómo se concentra y cómo se forman los depósitos, pero la fuente real de los metales se desconoce», agregó el también profesor de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile.
El encuentro del oro
Los investigadores no bajaron hacia el centro de la Tierra. Según expresaron al mismo medio, la respuesta estaba en la extraña piedra llamada Xenolito, la que está compuesta por fragmentos de del manto a unos 75 kilómetros bajo los continentes. Estas piezas son arrastradas por erupciones volcánicas hacia la superficie.
Encontraron la piedra llamada Xenolito en le Macizo del Deseado (es muy difícil que la piedra se encuentre, debido a que proviene desde las profundidades de la Tierra), con oro puro del grosor de un pelo.
El hallazgo y explicación les valieron a los profesionales la publicación de su artículo científico en la revista Nature Communications.