Han pasado más de 20 años de la muerte de Lady Di, pero aún sigue habiendo un manto de dudas sobre lo que realmente ocurrió esa noche del 31 de agosto de 1997 en París, cuando el Mercedes Benz en el que se movilizaba impactó contra un muro del Puente del Alma.
En torno a su fallecimiento se han tejido infinidad de teorías conspirativas, desde que era perseguida por paparazzis hasta incluso se dice que su muerte fue ordenada desde la misma Corona británica.
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Ante tantas interrogantes, Richard Shepherd, médico forense que investigó las teorías sobre la real causa de muerte, llegó a la conclusión de que fue producto de la «mala suerte».
Así lo explica en su libro «Causas no naturales», que saldrá a la venta el próximo 18 de abril y que este domingo Daily Mail entregó un adelanto.
En el texto, el médico explica las razones de porqué Lady Di falleció de forma posterior que su pareja Dodi Al Fayed y el conductor, Henri Paul.
Shepherd explica que al no estar con cinturón de seguridad y ser de contextura más grande, Al Fayed y Paul fallecieron de forma automática. No así la princesa quien incluso pudo comunicarse con los rescatistas. «De hecho, solo se rompió unos pocos huesos y sufrió una herida pequeña en el pecho», dice el médico.
Herida en el pulmón
Pero fue esa herida la que finalmente la mató, debido a que se encontraba en el peor lugar. «Esa herida suponía un pequeño rasguño en una vena de uno de sus pulmones», señala.
«Diana parecía herida pero estable, especialmente porque era capaz de mantener la comunicación. Mientras que todo el mundo estaba centrado en Rees-Jones, la vena estaba sangrando poco a poco en su pecho», dice Shepherd.
El forense indica que la herida de Lady Di era «muy rara», tanto así que cree que no haber visto otra igual en toda su carrera. «Era muy pequeña, pero estaba en el peor sitio», señala.
La princesa se encontraba estable pero en la ambulancia camino al hospital comenzó a perder la consciencia hasta que sufrió un paro cardíaco. «Se hicieron todos los esfuerzos posibles para reanimarla y en el hospital pasó a cirugía, donde identificaron el problema y trataron de reparar la vena. Pero desgraciadamente era demasiado tarde», asegura el especialista.
«Anatómicamente, es algo que está escondido, en el centro del pecho. Las venas, que no tienen la misma presión que las arterias, sangran más lentamente; de hecho, tanto que cuesta identificar el problema. Y una vez identificado, es todavía más difícil de reparar», agrega.
Según Shepherd, la muerte de la princesa se pudo evitar solo si es que hubiera llevado puesto el cinturón de seguridad. «Habría estado sujeta. Seguramente habría aparecido un par de días después en público con un ojo amoratado, con dificultades para respirar de alguna costilla fracturada o con un brazo en cabestrillo», señala.