Un equipo de científicos ingleses acaba de dar un paso para acabar con el mal olor corporal o, al menos, controlarlo con más eficacia, debido a un descubrimiento que desarrollará una nueva generación de desodorantes.
Y es que según los británicos: ¡el sudor no huele! La culpa de que el ser humano despliegue una amplia gama de aroma es de las bacterias.
El cuerpo humano está lleno de glándulas sudoríparas de dos tipos. Unas son las glándulas ecrinas, que expulsan al exterior un sudor formado por agua y sales, y otras son las grándulas apocrinas, a través de las que se elimina un sudor que contiene grasa y proteínas. Estas últimas, el alimento preferido de las bacterias que generan el mal olor y que están repartidas por el cuerpo, especialmente en los pliegues.
Esto hace que el mal olor corporal no sea únicamente una cuestión de higiene, sino también resultado de factores como la edad, la dieta e incluso los genes.
A todo esto se suma otro estudio de las universidades de Oxford y York, publicado el 3 de julio y que ha descubierto que, entre las diferentes bacterias que habitan en el cuerpo humano, hay unas que están especialmente dotadas para provocar mal olor: las Staphylococcus.
Así, lo que se pretende es desarrollar una gama de desodorantes que ataquen únicamente a esas bacterias respetando las demás. De hecho, una de las empresas que financió el estudio fue Unilever, multinacional con importante presencia en el sector de la higiene personal.
En la actualidad, los desodorantes suelen actuar de una forma muy diferente. En algunos casos disfrazan el mal olor; mientras que, en otros, taponan las glándulas sudoríparas para impedir la sudoración y, en consecuencia, la remesa de proteínas que alimentan a las bacterias Staphylococcus.