Una reciente investigación, desarrollada en la Universidad de Oklahoma (EE.UU.), sugiere que el consumo de pornografía en el matrimonio aumenta las probabilidades de divorcio.
Eso sí, el porno parece tener un impacto menos negativo si las parejas lo ven juntas.
En efecto, según el estudio publicado en la revista «Time», las personas casadas que empiezan a mirar porno tienen el doble de probabilidades de divorciarse en los años siguientes que las que no lo hacen.
Si bien los efectos de la pornografía en las relaciones han sido muy discutidos en la literatura académica, este es el primer estudio que analiza el efecto sobre la estabilidad conyugal.
Los autores utilizaron datos como la felicidad conyugal, el consumo de pornografía y el estado civil de más de 2000 personas durante tres períodos de tiempo, centrándose en los participantes cuyos hábitos de observación de la pornografía se alteraron durante ese período.
Es decir, se enfocaron en aquellas personas que no veían pornografía cuando las entrevistaron por primera vez, pero que en su segunda entrevista ya habían visto. O al revés, que durante su primera entrevista sí veían, pero que la abandonaron en la segunda etapa de investigación.
Y el análisis reveló que el 11% de las personas que empezaron a ver porno entre los dos primeros períodos, ya estaban divorciadas la segunda vez que fueron entrevistadas.
Entre las mujeres que empezaron a ver porno solas, en tanto, la proporción de divorcios fue del 16%.
Se observó además que las mujeres que ya veían porno y que después lo dejaron, eran tan propensas a divorciarse como las que mantuvieron el hábito.
En el caso de los hombres, se concluyó que las probabilidades de divorcio eran muy similares tanto si dejaban de verlo como si no.