Dicen por ahí que los amigos son la familia que uno escoge. Pero ¿qué tanto nos parecemos a ellos? Según un reciente estudio, genéticamente tenemos un mayor parecido con los amigos que con desconocidos.
Investigadores de las universidades de Stanford, Duke y Winsconsin-Madison en Estados Unidos estudiaron a 5 mil parejas de amigos adolescentes con datos del Add Health, un estudio a largo plazo de personas que estuvieron juntas en la secundaria y preparatoria.
Los investigadores hicieron comparaciones genéticas tratando de aprender más acerca de los pares de amigos y una de las conclusiones a la que llegaron, es que había mayor similitud entre los amigos que entre parejas aleatorias de personas y que la similitud era de 66% respecto de la que tienen en promedio las parejas de casados.
El autor del estudio, Benjamin Domingue, explicó a la revista «Time» que la similitud es suficiente como para ser detectada, pero no tanto como la de los hermanos.
La investigación ofrece dos explicaciones al respecto de por qué ocurre esto con dos procesos complementarios: Uno es un fenómeno llamado homofilia social, es decir, que los individuos crean vínculos basados en características compartidas, muchas de las cuales pueden rastrearse en los genes.
Y un segundo fenómeno relacionado es la estructuración social, que implica que la gente suele formar vínculos con personas con quienes comparte el mismo entorno social y con las que pasa tiempo en ese espacio, lo que parcialmente está influenciado por los genes.