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Para llegar a esta conclusión, los especialistas midieron la actividad física y, a través de imágenes de rayos X 3D de alta resolución, evaluaron la fuerza ósea de 309 adolescentes durante un período específico de cuatro años, crucial para un desarrollo esquelético saludable.
A través de estas muestras, el estudio evidenció que los adolescentes menos activos, que realizaban menos de 30 minutos diarios de actividad física moderada, tenían huesos más débiles que sus pares que hacían al menos una hora diaria de ejercicio y, por lo tanto, que eran más propensos a sufrir lesiones y fracturas.
El intervalo observado de cuatro años (entre los 10 y 14 años en niñas, y entre los 12 y 16 en niños), es el momento en que el 36% del esqueleto humano se forma y el hueso es particularmente sensible a la actividad física. En ese sentido, correr, andar en bicicleta, saltar a la cuerda o practicar cualquier otro deporte se recomienda en esta etapa de la vida para un desarrollo posterior saludable durante la edad adulta.