Hace un tiempo la Organización Mundial de la Salud (OMS) calificó la adicción a los videojuegos como un trastorno mental.
Básicamente, la definió como un control deficiente del tiempo dedicado a los juegos por encima de otras actividades. Todo esto, bajo consecuencias negativas para el paciente.
Y aunque la OMS no indagó en la raíz del problema, sí lo hizo un nuevo estudio desarrollado por la Universidad de Stetson.
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Christopher Ferguson, uno de los autores del documento, señaló sus inquietudes previas: ‘Una de las preguntas que nos hemos estado haciendo, es si los juegos son realmente el problema o si otros factores, como el entorno familiar o el entorno social, causaron problemas, y si exagerar con los videojuegos fue simplemente un síntoma de esos problemas. ¿Deberíamos pensar en esta adicción como su propio diagnóstico o más como una señal de alerta de que la persona está experimentando otros problemas de salud mental?’.
Para responder a esta interrogante, se encuestó a 477 hombres y 491 mujeres coreanos. A todos se les preguntó por la relación con sus padres, su autocontrol, la presión académica y sus hábitos con respecto a los videojuegos.
Y tras el análisis de resultados, se descubrió que aquellos jóvenes que tenían padres más sobreprotectores y se comunicaban menos con ellos, terminaban jugando más.
Además, estas mismas personas presentaban un mayor estrés académico, lo que influiría directamente en su adicción.
Los investigadores, por tanto, vincularon la adicción a los videojuegos con una situación familiar deficiente, pero también con la presión social por alcanzar el éxito académico.
Por cierto, esto no explica el fenómeno a nivel planetario. Sin embargo, plantea un primer con acercamiento respecto a las causas que provocan adicción.
Fuente: https://www.fayerwayer.com