Más de tres millones de años después de su muerte, el fósil de una pequeña niña ofrece una visión única de cómo vivían nuestros primeros antepasados humanos. Especialmente los niños.
Su apodo es Selam, que significa «paz» en el idioma etíope amhárico. Selam era un homínido, un ancestro humano primitivo llamado Australopithecus afarensis y su característica clave es que era capaz de escalar árboles.
Su esqueleto casi completo fue descubierto en la región de Dikika en Etiopía en el 2002 por un paleontólogo y profesor de la Universidad de Chicago.
Y lo más interesante, tras desenterrar a Selam de un sedimento que tenía millones de años, es que los investigadores notaron que la base del dedo gordo del pie le habría permitido trepar árboles sin problema.
Entonces, aunque los niños pequeños de afarensis podían caminar, probablemente pasaban más tiempo en árboles que a pie, a diferencia de los adultos. Un patrón similar a un mono, dijeron los autores en un estudio publicado este miércoles en la revista «Science Advances».
«Si vivieras en África hace tres millones de años sin fuego, sin estructuras y sin ningún tipo de defensa, será mejor escalar un árbol cuando se ponga el sol», explicaron los investigadores.