Los estudios científicos demuestran que escogemos como mascota al perro que más similitudes tiene con nosotros. Michael Roy, de la Universidad de California en San Diego (Estados Unidos), fue de los primeros psicólogos en investigar sobre esta idea.
Según una publicación de El Mostrador, el psicólogo acudió a tres parques caninos cercanos, fotografió a los perros y sus dueños por separado, y después pidió a un grupo de voluntarios que los emparejaran. Pronto se dio cuenta que, sin aportar más pistas, eran capaces de decir con bastante precisión quién vivía con quién.
Por lo tanto, la idea de que elegimos a nuestra mascota para que sea compatible con nosotros no le pareció descabellada al experto. Y es que hay relaciones dueño-perro que duran tanto como los matrimonios.
Hoy nuestros perros se parecen a nosotros, actúan como nosotros y, a diferencia de otras personas, siempre nos corresponden con sus sentimientos.
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