Aunque las relaciones sexuales se asocian con amor y placer, muchas veces también pueden causar efectos contrarios.
Es lo que se conoce como “depresión post-sexo” o “depresión post-orgásmica”, que conlleva a que las personas se sientan melancólicas y vacías luego del acto sexual.
Sin embargo, no hay razón para alarmarse, ya que se trata de una situación más normal de lo que parece.
Según una investigación publicada en el «International journal of sexual health», durante el sexo varios neurotransmisores trabajan en conjunto: la dopamina, conocida como la hormona del placer; las endorfinas, asociadas con la felicidad; y la oxitocina u hormona del amor.
Estas se disparan en el acto y provocan una sensación de placer tan extremo, que no se puede comparar con ningún otro estímulo. Por lo tanto, una vez que regresan a su nivel normal, eso genera que algunas personas experimenten sensaciones de angustia o tristeza.
Además, este efecto puede estar presente en cualquier tipo de actividad sexual, sin distinción de género. “No hay duda de que muchos hombres y mujeres juran tener estos sentimientos negativos luego del sexo, y ocasionalmente, después de masturbarse”, señaló Debby Herbenick, de la Universidad de Indiana, uno de los investigadores del estudio.