La investigación elaborada por Oxford University, buscó los motivos detrás de por qué las personas disfrutaban al ver películas que las hacían llorar, y cuál era su impacto en el cuerpo.
Un reciente estudio elaborado por la Universidad británica de Oxford dio como resultado que las personas aumentan su umbral del dolor después de ver películas que los conmueven emocionalmente. Para demostrarlo, los científicos reunieron a 169 personas y las dividieron en dos grupos. El primero vio «Stuart: A life backwards», la historia de de un vagabundo alcohólico, interpretado por Tom Hardy. Mientras que el segundo grupo vio una serie de documentales de arqueología británica.
Antes de ver alguno de los vídeos, todos los participantes rellenaron un formulario sobre su estado de ánimo, y pasar por una prueba de resistencia física, la que consistía en apoyarse en cunclillas contra una pared aguantando todo el tiempo que pudieran. Después de ver la película y el documental, volverían a rellenar la misma ficha y hacer la misma prueba física.
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De esta manera, los investigadores pudieron comprobar que la tolerancia al dolor de quienes vieron la cinta protagonizada por Hardy, había subido un 13%, mientras que quienes habían visto documentales habían bajado su resistencia al dolor en 4,6%.
Coco como terapia
El sicólogo Domingo Izquierdo comenta a LUN que este tipo de experiencias pueden provocar una «empatía» entre quienes se dan cuenta que están viviendo la misma emoción que alguien que esté a su alrededor. «Al ver que esto ocurre, sientes afinidad por esa persona y eres capaz de mirarla desde otro punto de vista, tal como también puede pasar que cuando tú sientas una emoción y la otra persona no conecta con lo mismo, terminas experimentando distancia«, afirmó el docente de la UNAB.
Un caso que entra dentro de esta categoría es la popular película de Disney, «Coco». Diego Mateluna, director escénico y dramaturgo explicó a LUN que esto se debe a que la película toca un tema que es universal: la muerte. «Esto hace que casi siempre estamos capaces de remitirnos a lugares comunes de forma colectiva. Lograr la emocionalidad tiene que ver mucho con la cultura en la cual se presenta una historia en particular, pues es distinto hablar de amor, de muerte o de traición en oriente, que en occidente«, explicó Mateluna.
Según el estudio, contrario a lo que se piensa, ver películas tristes ayudan a liberar endorfinas. Izquierdo, académico de la UNAB, agrega que «luego de una experiencia importante de tristeza o de llorar, efectivamente las personas quedan en un estado de relajo que se produce por liverar esa emocionalidad«.
La película de Disney reune todos los elementos para hacer sentir tristeza y al mismo tiempo más fuerte: «El temor al fracaso de la memoria y la muerte, son de los elementos que nos entristecen por igual en varias partes del mundo«, concluye Diego Mateluna.