Las groserías son una forma universal de expresar mal humor, frustración o rabia, entre otras sensaciones y emociones.
Sin embargo, un estudio publicado en The New York Times concluyó que decir malas palabras posee más beneficios de lo que se cree.
Según la científica Emma Byrne, autora de la investigación, las groserías tienen la capacidad de ayudar a aguantar el dolor.
Revisa: ¿Cómo enfrentar los garabatos y groserías en los niños?
De hecho, según comprobó, la gente puede mantener sus manos sumergidas en agua helada por más tiempo si están maldiciendo.
Así lo manifestaron los voluntarios del experimento, quienes percibieron el agua menos fría cuando decían groserías.
En concreto, pudieron soportar las temperaturas heladas por 40 segundos más y sintieron menos dolor, versus cuando no dijeron groserías.
Ello, pues físicamente se les aceleraba el ritmo cardíaco, sus palmas tendían a sudar y el estado emocional, sea el que fuera, se incrementaba con los garabatos.