A propósito de las dietas restrictivas, investigadores ingleses se propusieron cuestionar los efectos de eliminar el consumo de grasas por completo, mayormente presente en manteca, quesos y carnes, llegando a una conclusión inesperada.
A cargo del estudio estuvo The Lancet, que lo presentó en el Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología realizado en Barcelona. Éste se basó en el seguimiento a 135.000 adultos y confirmó que aquellos que cortaron por completo el consumo de grasas, tuvieron vidas más cortas que aquellos que consumieron todo tipo de grasas en su vida.
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Para llegar a esta conclusión, los investigadores estudiaron patrones de alimentación en 18 países junto con sus tasas de mortalidad. Y descubrieron que las dietas bajas en grasas aumentan los riesgos de enfermedades cardiovasculares, pues quienes las adoptan suelen reemplazar la grasa por un mayor consumo de panificados, pastas y arroz, sin prestar atención a los nutrientes que se pierden.
Para los investigadores, la clave es encontrar un punto justo de consumo de grasas (30gr. por día para los hombres y 20gr. para las mujeres) y carbohidratos, que incluye dejar a un lado las restricciones totales.
El estudio también arrojó que:
-Consumir grandes cantidades de grasas disminuye un 23% el riesgo de vida.
-Quienes consumen muchos carbohidratos, especialmente en azúcar y comidas procesadas, aumentan sus posibilidades de muerte temprana en un 28%.
-El 35% de las calorías que consumimos deberían venir de las grasas que ingerimos, el 50% de carbohidratos y solo el 5% de estos debe provenir del azúcar.