Cada relación de pareja es un mundo y por eso mismo hay distintas formas de apego que determinan cómo cada uno se comporta en sus relaciones. Y en la teoría del apego hay tres tipos que dictan en cierta manera cuán saludable son nuestras muestras de cariño en los pololeos.
¿No te preguntas a veces por que actúas de cierta manera en cada relación? Pues podría relacionarse a tu forma de sentir afecto que tiene que ver con tu infancia.
Al identificar tu forma de comportarte en una relación puede ayudarte a cambiar algunas costumbres que hagan que tus relaciones sean más saludables en el futuro.
Dentro de esta teoría, se distinguen tres tipos de apego: el ansioso, el seguro y el esquivo.
En Cosmopolitan UK entrevistaron a varios expertos sobre estos tipos de apego.
Según la consejera de relaciones en Relate, Barbara Honey, es muy útil identificar cuál es tu estilo de apego. «Debería formar parte del aprendizaje durante la formación escolar, porque si las personas comenzasen a reflexionar sobre ello a una edad temprana y detectasen que tienen un pequeño problema, podrían hacer algo al respecto antes de que ese comportamiento se asiente en ellas», expresó.
Además, identificar cómo es tu comportamiento permitirá saber si eres compatible con tu pareja actual a largo plazo. «Los diferentes estilos de apego también encajan de manera diferente. Si ambos están en el lado ‘ansioso’ del espectro, les causará muchas dificultades», explicó Honey.
Ella señala que es difícil conocer el tipo de apego del otro hasta que estamos en una relación con ellos, por lo que «es fácil dejarse engañar por el encanto y el cariño y luego quedar atrapado en una relación tóxica».
¿Cómo surgió esta teoría?
Fue desarrollada por el psiquiatra John Bowlby en los años 60 y desde ahí que terapeutas de relaciones la han aplicado.
Su teoría fue la primera en darse cuenta de lo importante que es la relación de un niño con su cuidador (ya sean sus padres biológicos, adoptivos, sus abuelos, etc.) y cómo afecta a su desarrollo social, emocional y cognitivo.
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Bowlby estudió a varios niños y el cariño que sentían a sus cuidadores. A partir de sus comportamientos, pudo identificar esquemas de tipos de apegos y comprender cómo ellos actuaban luego en su etapa adulta. Ahí fue cuando elaboró los tres estilos de apego ansioso, seguro y esquivo.
Barbara Honey explica: «Nuestra historia de apego con nuestros cuidadores principales se manifestará a en nuestras relaciones adultas y es probable que se repita a medida que crecemos».
Estos son los tipos de apego, explicados:
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Apego seguro
Cómo se relacionó con sus cuidadores
La terapeuta explica que una persona con este tipo de apego probablemente haya tenido un vínculo con su cuidador que lo haya hecho sentir seguro. «Es lo que Bowlby llamaba ‘desarrollar una base segura cuando era niño’. Piensa en cuando jugabas al escondite con tus padres. Así es como un niño comienza a aprender que alguien puede desaparecer y reaparecer. Cuanto más sucede, mientras los padres sigan apareciendo, más tranquilo se vuelve niño. Eso le permite ir a la escuela o ir a la puerta de enfrente y jugar con el vecino, porque confían en que los padres seguirán estando allí cuando regresen», explicó.
Cómo se comporta en una relación
Según Honey es alguien quien no es para nada celoso o posesivo. «Esta es la pareja que no hacen todo juntos, tienen sus propios intereses, salen tanto con amigos como entre ellos, no están celosos el uno del otro, no son posesivos y no necesitan seguir enviando mensajes de texto o llamando por teléfono para ver dónde está el otro porque confían en la relación», detalló.
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Apego ansioso
Cómo se relacionó con sus cuidadores
Según Barbara Honey las personas que desarrollan este apego es porque «no han tenido una relación muy segura con su cuidador. Los padres no siempre estaban allí cuando era necesario». Además, puede que cuando estaban presentes «no siempre le habrán prestado a su hijo tanta atención como necesitaban».
Cómo se comporta en una relación
Acorde a la experta, esta persona puede ser un poco insegura.
«Pueden sentirse ansiosos, un poco necesitados, se preocupa cuando la pareja sale con amigos o porque tienen intereses diferentes. Lamentablemente, lo que sucede es que provocan discusiones en la relación alrededor de esto. En casos extremos, podrían terminar siendo muy controladores, posesivos y celosos», detalló.
Estas son las personas que incluso puede llegar a vigilar de manera secreta a sus parejas. «Este sería el comportamiento más extremo y abusivo. Si estás en ese tipo de relación, es potencialmente peligroso porque esa persona no tolera en absoluto que no seas su posesión total», agregó Honey.
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Apego esquivo o desapegado
Cómo fue la relación con sus cuidadores
Bowlby notó que niños que habían estado por mucho tiempo en un hospital, eran reacios al volver a relacionarse con sus padres. Según explica Honey, un niño que es separada de sus padres llorará al principio, pero «llegado un momento, se dará por vencido. Es como si el niño hubiera tomado una decisión y dijera: ‘no vas a estar ahí para mí, así que voy a renunciar a ti y ser independiente’. Si eso sucede, es en el peor de los casos. El niño se separa por completo de los padres o del cuidador».
Y agregó: «Esto también se ve a veces en niños cuyo padre o madre tienen una adicción. El niño termina no solo siendo independiente, sino también cuidando de los padres y de sí mismo en una edad prematura».
Cómo se comporta en una relación
Según Barbara Honey esta persona no establece relaciones. «Las evita completamente y les resulta increíblemente difícil relacionarse con otras personas porque no pueden confiar en absoluto. También pueden intentar entablar relaciones, pero les resulta muy difícil y la relación solo dura un par de semanas. Pueden empezar a comportarse de manera dependiente, lo que desanima a la otra persona y por eso rompen. De entrada no esperan que la relación funcione, y por eso no funciona. Se convencen ellos mismos de que no se merecen una relación. A menudo, también se autosabotean», detalló.
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¿Qué hacer ante esto?
Según la experta, identificar que tengas un estilo de apego ansioso o esquivo no es necesariamente algo malo o que no puedas relacionarte saludablemente con una pareja. «Si las personas acuden a terapia o asesoramiento, pueden recibir mucha ayuda una vez que comienzan a comprender por qué tienen dificultades particulares para entablar relaciones» señaló.
Aunque los terapeutas pueden ayudar, esto se vuelve difícil cuando el comportamiento es más extremo, como por ejemplo alguien demasiado desapegado.
«Podríamos decir que su cerebro está conectado a su comportamiento actual y es muy difícil apartarlos de él», dice Barbara Honey.
«Las técnicas cognitivo-conductuales pueden funcionar bastante bien con estas personas, especialmente en lo que respecta a la ansiedad. Si alguien está en casa y su pareja ha salido y quiere seguir llamándole o enviándole mensajes de texto para saber dónde está, le damos técnicas para afrontarlo. También les hacemos reflexionar sobre lo que están pensando e identificar los pensamientos catastrofistas. Esta terapia puede tener mucho éxito», concluyó.