La estimulación juega un rol fundamental en el acto sexual, ya que ayuda a mejorar tu experiencia en la cama.
El doctor Rubén Alberto Pereyra, sexólogo clínico y docente de la Universidad de Buenos Aires, señala –de acuerdo con su experiencia en el consultorio– que en el podio de estrategias de estimulación se encuentran las películas eróticas o pornográficas, y el vocabulario subido de tono.
El «dirty talk«
Cuando se trata de encender la pasión, el vocabulario erótico subido de tono es una de las tácticas más utilizadas para transmitir a nuestra pareja cuánto la deseamos. Como explican los especialistas, el cerebro es el órgano sexual más importante, por lo que un par de palabras pronunciadas en el momento correcto son, casi con seguridad, un excelente estimulante.
Películas XXX
«La mayoría de las parejas recurren a películas XXX. Anteriormente, eran los hombres quienes lo proponían y elegían los films; ahora son cada vez más mujeres las que lo hacen. No obstante, ellas suelen preferir títulos no tan explícitos, y optan por aquellos que despiertan sus fantasías como Propuesta indecente o Nueve semanas y media», afirma el especialista.
Juguetes sexuales
Juguetes sexuales hoy lejos de ser un tabú, las personas lo compran para innovar en la intimidad (Getty)
Una tendencia cada vez más en alza es la inclusión en el acto amatorio de juguetes sexuales.
El experto explica que, actualmente, son muchas las parejas que se atreven a comprarlos. En general, la propuesta nace del hombre, pero la elección de los estimulantes corresponde a la mujer.
Entre los más incorporados se encuentran los consoladores de diferentes tamaños, los anillos de estimulación femenina y las cremas rubefacientes.
Según explica el especialista, los disfraces no son tan usados, salvo por una minoría; el dogging (sexo en un espacio no convencional y público) es el primer paso que en algunas ocasiones lleva a muchas parejas hasta una relación swinger, pero tampoco suele ser muy frecuente.
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Dejarse llevar por las fantasías
Las fantasías sexuales son un condimento indispensable para que se realimente el estímulo. «Tanto es así que las parejas que me consultan cuando comienzan a permitirse fantasear y se liberan en este campo advierten que la performance cambia, además de intensificarse el deseo», señala la psicóloga y sexóloga Sandra Lustgarten.
Paradójicamente, las parejas suelen temer manifestar el deseo, ya que piensan que pueden herir al otro, sugestionarlo y que se persiga o, simplemente, sembrar la semilla de los celos, darle la idea de que se trata de prácticas que se realizan «fuera de casa». No obstante, la especialista afirma que es fundamental comunicarle las fantasías al otro, para que el vínculo se desarrolle más allá y se estimule el deseo dormido.
Si bien algunas pierden fuerza al ser compartidas o charladas –puede sentirse que al relatarlas pierden esa connotación de trasgresión que encierra imaginar algo que el otro desconoce–, no debe olvidarse que sirven como estímulo cuando se pueden llevar a cabo.