Por primera vez, se realizó un estudio en el que se analizaron los cambios positivos en el organismo de un grupo de personas sanas, tras un período de un mes de abstinencia de bebidas alcohólicas.
Los investigadores del University College London iniciaron su estudio con un primer objetivo: “Evaluar los cambios en los factores de riesgo metabólico y en los factores que estimulan el crecimiento del cáncer que se asocian con la abstinencia a corto plazo del alcohol”.
Pero los hallazgos los llevaron más allá, pues se exhibieron cambios positivos en el colesterol, el peso y la presión arterial.
De este trabajo, que se realizó sobre una muestra de 141 personas con consumo moderado o alto de alcohol, se desprendió que al suprimir su consumo había una disminución en la circulación de concentraciones de factores que estimulan el crecimiento del cáncer.
El consumo de estas personas era, en promedio, de unas tres botellas de vino o 14 latas de cerveza a la semana. De los 141 participantes, 94 suprimieron totalmente el consumo de bebidas alcohólicas, mientras que el resto continuó con sus patrones usuales de ingesta.
El primer grupo estaba comprendido por 43 hombres y 51 mujeres con una edad promedio de 45,5 años, mientras que el segundo grupo de 47 participantes estaba formado por 22 hombres y 25 mujeres, cuya edad media era de 48,7 años.
Para analizar su salud se les tomaron muestras de sangre al principio y al finalizar el mes. Al comparar los resultados de ambos grupos, los que dejaron el alcohol por un mes manifestaron un efecto positivo en varios aspectos, uno de ellos, en la forma en cómo procesaban la insulina. Justamente, uno de los problemas relacionados con el alcohol es la insulinoresistencia, vinculada con la aparición de la diabetes tipo 2.
“Nuestra información indica que el consumo de alcohol, por encima de lo recomendado, aumenta marcadamente el riesgo de desarrollar diabetes de tipo 2”, señaló uno de los investigadores.
Y el peso de los participantes fue otra de las variables que se vieron beneficiadas, pues descubrieron que el alcohol está lleno de “calorías vacías”. Es decir, calorías que no aportan valor nutricional y que solo hacen engordar.
Por ejemplo, una cerveza contiene alrededor de 200 kilocalorías, lo cual es similar a un paquete de papas fritas. Los participantes del estudio vieron, por tanto, reducido su peso corporal de manera significativa.