Si te crees muy grande para tener algún peluche en tu cuarto o, al contrario, eres de las que todavía no se despega de ellos, te contamos que abrazar un peluche tiene varios beneficios. Y que también aplican a los adultos.
Es que por algo nos gustaba tener peluches desde pequeños, y que a pesar de las décadas, sigue siendo un juguete infaltable para cualquier niño.
En entrevista con Parent 24, el psicólogo Tsholofelo Jood señaló que estos juguetes son mucho más que eso. «Los peluches son psicológicamente importantes y fueron considerados objetos transicionales por el Dr. Donald Winnicott en 1953″, expresó.
¿Qué son los objetos transicionales?
Pues Jood con objeto transicional se refiere a aquellos que nos dan calma y seguridad, que ayudan a no depende solamente de nuestros padres para contención.
Este tipo de objetos nos dan seguridad en situaciones poco familiares, estresantes o nuevas por ejemplo.
Además, el abrazar un peluche provoca una liberación de oxitocina, que es la hormona de la felicidad.
¿Por qué abrazar un peluche nos hace bien aunque seamos adultos?
Según un estudio de la revista Journal of Consumer Research detrás de la necesidad de acariciar o abrazar, existe un ‘instinto animal’ que compartimos con el resto de los mamíferos. Por ejemplo, cuando un mamífero está herido, su cerebro está programado para responder de forma positiva a estímulos táctiles, así se siente menos vulnerable física y emocionalmente.
Estos estímulos, como abrazar a un peluche, libera neurotransmisores asociados al bienestar y el placer. Por eso cuando tenemos emociones negativas, preferimos los estímulos táctiles (dar o recibir un abrazo u una acaricia), esto hace que se mitiguen esas emociones.
Esa necesidad de los niños de tener peluches para que los acompañen no es algo que sienten solo ellos, sino que también esa necesidad de abrazar o acariciar a alguien nos acompaña en la adultez. Así que tener a tu peluche cerca aunque seas grande no es algo malo, ya que independiente de nuestro sexo o edad, experimentamos el mismo alivio al abrazar o acariciar a este juguete.