Algo que ha ido agarrando más importancia, especialmente en pandemia, es la educación emocional, o la inteligencia emocional. Y es que así podemos reconocer las distintas percepciones que tenemos a nivel de nuestras emociones. Estas han testeado especialmente a las mamás, y un factor que se ha visto testeado es la paciencia.
La capacidad de mantenernos en calma ante situaciones que son más difíciles que antes, porque ahora las presiones son más directas, con el teletrabajo, con teleclases. Además, de las tareas diarias en el hogar y del contexto en general.
Esto provoca que nos sintamos más sobrepasadas y por eso la capacidad de paciencia se ve más limitada.
Quien nos quiso explicar más a fondo esta situación y cómo buscar mecanismos de bienestar ante esto fue Susana Araya de Maternidad Positiva (@maternidad.positiva) quien compartió con nosotros en el programa #VoyContigo.
La paciencia y sus límites
De acuerdo a Araya, la paciencia tiene sus límites y normalmente tomamos decisiones cuando ya se ‘rebalsa el vaso’.
«Antes de esperar a que se rebalse tu paciencia, tienes que tomar algunas acciones previas. Por ejemplo, puedes buscar pequeñas acciones que te ayuden a mantener la calma, y hay cosas que son muy sencillas», expresó.
Y aconsejó: «Cantar, hacer ejercicios de respiración, pintar mandalas. Si es que no tienes, pinta lo que tu quieras, eso ya va a ayudar en la descarga de tus emociones. También conversar con otras personas a las que les pueda pasar lo mismo. Puedes darte unos minutos y puedes mirar las nubes, eso relaja mucho«.
Araya recalca que no es necesario tener grandes recursos para poder mantener tus niveles de paciencia más disponibles para tus hijos. «Tiene que ver con la capacidad de ir combinando los momentos de estrés, con los momentos de relajo. Para poder saber cuál es tu límite no esperes a estar viviendo solo situaciones estresantes, sino que combínalas con instancias que te ayuden a relajarte», detalló.
¿Cómo saber cuando pedir ayuda?
Si bien hay días que la misma situación podemos sortearla de una mejor manera, otras veces despierta como un ‘monstruo interior’, que grita, se molesta, castiga o algunas veces tiene peores reacciones.
«La idea es que con el tiempo llegues a la menor cantidad de situaciones poco afortunadas en la crianza de tus niños. O sea, que cada vez menos logres ‘explotar’«, expresó Susana Araya y detalló algunas señales que son claros llamados de que se necesita ayuda.
Lo principal es leer las señales de tu cuerpo. «Cuando ya sientes ese calor en tu cuerpo, ya es poco probable que respondas de un forma respetuosa. Cuando ya te das cuenta de que vas a perder el control, busca ayuda. Llama a alguien, sale del lugar, cámbiate de habitación, busca una forma rápida de cambiar de contexto«, explica.
Si esto sigue, o te cuesta mucho regular estas situaciones, es mejor que te sostengas con la ayuda de algún profesional dedicado a la crianza que pueda ayudarte a ir manejando estas situaciones. Pero la clave es identificar esos momentos para buscar ayuda.
«La idea es ir haciendo estas combinaciones, donde puedas llegar a minutos de calma. El pedir ayuda no te hace menor madre o peor persona, todo lo contrario. Aprender a decir que no sabes lidiar con la situación te hace mucho más grande, precisamente porque lo que estás haciendo es buscar una alternativa que sea más respetuosa, consciente y positiva para tus hijos, y sobretodo también para ti», concluyó.
Recuerda que es mejor prevenir y pedir ayuda que luego explotar y pedir disculpas.