¿Tu forma de enamorarte es saludable? Debes tener cuidado, porque existe la versión maléfica del amor.
Según relata BBC Mundo, la obsesión de ser amado está muy relacionada con el enamoramiento, pero hay ciertas carácterísticas que hacen que se convierta en sufrimiento.
Pero ¿Qué es exactamente la limerencia? ¿Todos somos o fuimos víctimas? ¿Tiene síntomas?
La limerencia es el estado mental involuntario que resulta de una atracción romántica hacia alguien en el que se siente una necesidad obsesiva de ser correspondido.
Este trastorno fue bautizado como limerencia por la psicóloga estadounidense Dorothy Tennov después de estudiarlo y publicar sus resultados en su libro «Amor y limerencia: la experiencia de estar enamorado» (Love and Limerence: The Experience of Being in Love), en 1979.
¿Tiene síntomas?
¡Por supuesto que los tiene! La persona que padece limerencia tiene pensamientos obsesivos con la persona a la que ama. También puede experimentar miedo al rechazo de esa persona, lo cual puede generar ansiedad.
La limerencia se puede dar con una persona que nunca se ha visto en persona o con una con la que se comparte una relación amorosa.
Los especialistas señalan que la persona que padece esta enfermedad realmente sufre. «Sentirse atraído por otras personas puede convertirse en un problema cuando surge el factor obsesivo e interfiere con nuestras tareas diarias, no podemos trabajar hecho, no podemos dormir, etc.», dice Jennifer Vencill, psicóloga especialista en terapia y salud sexual de la Clínica Mayo en Estados Unidos
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¿En qué se diferencia el enamoramiento de la limerencia?
«Todavía estamos investigando», le dice Vencill a BBC Mundo.
Sin embargo, podemos decir que la gran diferencia es que la limerencia no es recíproca, ya que hay sentimientos de obsesión, un poco de soledad y miedo a sentirse rechazado.
Otro punto a destacar es que la persona que sufre de limerencia no suele reconocerlo.
Tratamiento
El tratamiento psicológico es la recomendación.
«Si la limerencia contribuye a la ansiedad o la depresión puede perjudicar la salud mental y hay que buscar ayuda psicológica», dice Vencill.
«Lo primero es parar ese pensamiento y buscar una distracción. Una vez que aprendes a distraerte, el malestar disminuye».
Entonces poco a poco, la persona se vuelve más racional. No se deja llevar tanto por las emociones. Y después de eso empieza a adquirir control, dice la especialista.
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