Cuando el hambre despierta de madrugada, hay que ir a la cocina para poder calmar la necesidad. ¿A quién no le ha pasado? Pero esta pequeña quiso comer algo que sus padres le tienen prohibido consumir de noche: golosinas.
Mientras ella iba de vuelta a su cama con su botín, su hermano la sorprendió con una bolsa de Cheetos en la mano. Aunque ella lo negó todo el tiempo y dijo que iba al baño, cuando él mencionó que la acusaría con su mamá, encontró una manera muy particular de convencerlo que no lo hiciera.
¡Mira!
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