¿Existe realmente un remedio efectivo para superar una pena de amor? Investigadores de la Universidad de Colorado, Estados Unidos, sugieren que la solución es tan sencilla como convencerse de que la pena se ha superado.
Para llegar a esta conclusión, los científicos realizaron un experimento utilizando un placebo que hizo creer a los participantes que estaban tomando un remedio para calmar su dolor.
«Solo el hecho de creer que estamos haciendo algo por superarlo, puede ayudarnos a hacerlo», explicó Tor Wager, autor principal del estudio, y profesor de psicología y neurociencia de la Universidad de Colorado.
Investigaciones anteriores han encontrado que simplemente el hecho de pensar que algo ayudará a aliviar el dolor, hace que el cerebro libere más endorfinas que actúan como analgésicos naturales.
Tras estudiar sus efectos por muchos años, Wager llegó a la conclusión de que los placebos también son efectivos, clínicamente hablando, cuando se trata de dolor emocional provocado por una ruptura amorosa.
El experimento
En el estudio, publicado en el «Journal of neuroscience», los investigadores examinaron a 40 voluntarios que experimentaron una «ruptura romántica no deseada» en los últimos seis meses. Se les pidió a los participantes que llevaran una foto de su ex y una foto de un amigo del mismo género a un laboratorio de imágenes cerebrales en el que Wager y sus colegas realizarían exploraciones por resonancia magnética funcional.
Primero, se les mostró a los participantes fotos de su ex y se les pidió que recordaran la ruptura Acto seguido, se les mostró la imagen del amigo. Durante todo ese tiempo, los investigadores administraron dolor físico a través de un estímulo de calor en el antebrazo izquierdo de forma repetida, mientras realizaban un seguimiento de la actividad cerebral de los pacientes.
La conclusión fue que las regiones activadas durante el dolor físico y emocional eran similares. Entonces, los investigadores pasaron a la siguiente fase del experimento: probar el efecto placebo.
Para ello, dieron a los participantes un aerosol nasal. Y mientras a la mitad se le dijo que era un «poderoso analgésico efectivo en la reducción del dolor emocional», a la otra mitad se le señaló que era una solución salina simple.
Como resultado, la resonancia reflejó que el placebo tuvo un poderoso efecto sobre la «cicatrización» de la angustia, ya que los participantes mostraron un aumento de actividad en la corteza prefrontal dorsolateral del cerebro (un área involucrada en la regulación de las emociones), al mismo tiempo que las áreas del cerebro vinculadas al rechazo mostraron menos actividad.