Ya van más de 211 mil fallecidos por el Covid-19 en el mundo y este virus ha demostrado que no discrimina ni en edad, fama o clase social. Tal fue el caso de Jonathan, un hombre de 32 años que falleció por la enfermedad tras 28 días en cuidados intensivos.
La historia de esta víctima de coronavirus alcanzó notoriedad mundial luego de que su esposo, Katie Coehlho, compartiera el desgarrador mensaje de despedida que le dejó Jonathan.
Y es que el pasado 22 de abril, cuando la citaron al hospital para comunicarle la difícil noticia y entregarle sus pertenencias, la mujer sintió la necesidad de revisar el celular de su pareja para revisar las fotos de su familia. No obstante, en la aplicación de notas, encontró un mensaje una especie de carta de despedida, según consigna «CNN».
La carta de una víctima fatal de Covid-19 a su familia
«Los amo con todo mi corazón, ustedes me han dado la mejor vida que pude haber pedido. Me siento tan afortunado y orgulloso de ser tu esposo y padre de Braedyn y Penny», parte diciendo el texto, el cual Katie compartió en Facebook.
Luego el hombre le dedica unas palabras especialmente a su esposa. «Katie, eres la persona más hermosa y cariñosa que he conocido. Eres verdaderamente única… asegúrate de vivir la vida con felicidad y con la misma pasión que me hizo enamorarme de ti. Ver que eres la mejor madre para los niños es lo mejor que he experimentado», agregó.
«Hazle saber a Braedyn que es mi mejor amigo y que estoy orgulloso de ser su padre y por todas las cosas asombrosas que hace y seguirá haciendo. Hazle saber a Penelope que es una princesa y que puede tener lo que quiera en la vida. Soy muy afortunado», manifestó sobre sus hijos.
Finalmente Jonathan cerró su mensaje dirigiéndose nuevamente a su esposa: «No te contengas y si conoces a alguien debes saber que si te ama y ama a los niños eso me encantaría para ti».
La emotiva carta de este hombre que murió de Covid-19 no tardó en hacerse viral en el mundo. La mujer, por su parte, aseguró que el dolor por la pérdida de su esposo era «indescriptible». «Mi corazón ni siquiera está roto, está destrozado. Mis hijos y yo viviremos el resto de nuestras vidas sin Jonathan. Y no sé cómo vamos a hacerlo», concluyó.