Cuando parecía que todo estaba inventado en el mundo del nail art, una técnica revolucionaria llega a cambiar por completo la forma de concebir el esmaltado.
Se trata del dipping o manicure en polvo, una tendencia que ya está triunfando en Estados Unidos y que se propone hacerlo esta temporada en el resto del mundo.
A diferencia de otras técnicas, este tipo de manicure se caracteriza porque es un polvo que se va aplicando uña a uña, quedando perfectamente adherido y cubriendo toda la superficie de la misma. Primero se aplica una base, con posterioridad el color y, para finalizar, el top coat.
Por su parte, el polvo no se pega nunca a la piel, por lo que el esmaltado queda perfecto: ni rebasa la cutícula, ni deja un trocito de uña sin color.
El resultado son unas uñas uniformes y parecidas a las que se logran con el acrílico, pero de una forma mucho más respetuosa. Duran impecables de 15 días a un mes.