Antes que tu hijo cumpla un año, debería aprender a entender el significado de la palabra no, y responder ante esa orden. Recordemos que los límites son imprescindibles para que el niño se sienta seguro y tranquilo. Con ellos sabrá qué puede hacer y qué no. Y no solo eso, las normas le hacen estar seguro y ganar autonomía poco a poco.
Cada vez que el niño quiera alcanzar, morder o jugar con un objeto inapropiado, hay que decirle que no sin alterarnos, muy despacio y mirándolo a los ojos. Deberás agacharte para quedar a su nivel, y que te vea diciendo la palabra.
Además, hay que usar frases muy sencillas del tipo «no, las llaves a la boca, no», y acompañarlas de gestos que puedan entender (en este caso, retirárselas con un movimiento suave).
Puede sonar muy sencillo, pero habrá que repetirla las veces que sea necesario. Porque, después de todo, lo que estamos haciendo es educarle. Y eso requiere observarle continua y constantemente.