Si te encuentras de vacaciones y estás disfrutando una tarde de piscina, te contamos que hay que tener cuidado este verano con el agua de la piscina ya que hay varias enfermedades de las que podrías contagiarte si no tomas las medidas necesarias.
¿La razón? El principal agente desinfectante que se usa en las piscinas es el cloro. El nivel adecuado se sitúa entre los 0,4 y los 1,2 miligramos por litro, dependiendo de la temperatura del agua, la extensión de la piscina, la presencia de rayos solares y la introducción de otras sustancias químicas en el agua.
Un nivel escaso de cloro favorece la aparición de bacterias, pero el exceso puede causar conjuntivitis y quemaduras. El ph del agua también determina su calidad.
Enfermedades relacionadas a la piscina
Algunas de las más comunes son:
Conjuntivitis
Existen varios tipos de conjuntivitis, pero la más común en esta época es la irritativa, provocada por el cloro y otros agentes desinfectantes que se usan en las piscinas para mantener la higiene del agua y que, además de irritar los ojos, pueden favorecer la entrada de gérmenes y bacterias provocando una infección.
Los principales síntomas de esta enfermedad son: picor, lagrimeo, párpados hinchados y enrojecimiento. Para aliviar los síntomas, puedes colocar compresas de agua fría sobre los ojos y lavar frecuentemente los párpados con agua hervida tibia, suero fisiológico estéril o un líquido adecuado de la farmacia.
Calambres
Es un espasmo muscular involuntario que provoca dolor e impide mover la zona afectada, por lo que pueden llegar a ser muy peligrosos dentro del agua. Se producen por el contraste entre el agua fría y el calor del ambiente, por la falta de hidratación del organismo, por cansancio o por un desequilibrio en las sales minerales de cuerpo. Lo normal es que aparezcan en los brazos y las piernas.
Otitis
Es una infección de la parte externa del oído, que puede aparecer a cualquier edad. Los síntomas suelen aparecer pocos días después de haber nadado y pueden consistir en: picor dentro del oído, enrojecimiento e inflamación en el oído y dolor cuando se ejerce presión en la oreja.
Suele aparecer cuando queda agua en el canal del oído durante largos periodos, creándose un ambiente propicio para el crecimiento de gérmenes, y aquellos presentes en las piscinas son una de las causas más frecuentes del «oído de nadador».
Asma y enfermedades bronquiales
Para los enfermos de asma las piscinas también pueden ser perjudiciales, ya que el cloro y sus derivados, al ser inhalados al nadar, irritan el epitelio bronquial, favoreciendo la sensibilización alérgica y el desarrollo de asma.
Consejos para evitar estas enfermedades
Siempre que vayas a bañarte en una piscina, especialmente en una pública, debes cumplir una serie de medidas higiénicas para prevenir infecciones:
- No entres en la zona de baño con calzado o ropa de calle.
- Dúchate siempre antes y después del baño para eliminar gérmenes y partículas.
- Si tienes tendencia a contraer otitis o conjuntivitis deberás, además, protegerte con gafas y tapones de oídos y evitar, en lo posible, la inmersión de la cabeza.
- No tragues agua de la piscina.
- Utiliza toallas distintas para secarte y para sentarte en el pasto.
- Sécate bien después del baño para evitar la humedad.
- Vigila el exceso de sudoración con productos antitranspirantes, bebe mucha agua y no te expongas mucho tiempo al sol.