Sin duda, el primer beso es inolvidable. Más, si lo diste con la persona que te gustaba. Y es que el dar besos es una de las sensaciones más lindas, si obviamente, se hace con amor.
Esa situación tiene una razón científica, ya que el acto de besar genera una serie de reacciones en el cuerpo que lo hacen adictivo, tanto o más que una droga. Además la gran cantidad de hormonas que se secretan al momento de besar a alguien puede desencadenar el enamoramiento, según explica El País.
La fina piel que tiene los labios provoca que las terminaciones nerviosas estén más expuestas, por lo que las sensaciones al dar un beso son aún más fuertes.
Desde las miradas previas que preceden a un beso, lo que activa el organismo aumentando la presión arterial y acelerando el pulso. Luego se desencadena la segregación de noradrenalina poniendo en alerta nuestro organismo, el cuerpo se tensa y prepara para actuar, la piel aumenta su sensibilidad.
Cuando los labios se rozan se trasmiten al cerebro una serie de datos como humedad, presión, temperatura, a lo que suma la dopamina, produciendo el efecto perfecto: la feniletilamina, una sustancia que provoca una sensación de plenitud y felicidad. Así, el organismo empieza a liberar oxitocina, sustancia que favorece la intimidad con el otro y que hace que surja el apego. A esta mezcla de hormonas se suman las endorfinas, que añaden sensación de placer y bienestar.
Todo esto produce el efecto colateral de descender los niveles de cortisol, una hormona que se libera por la tensión acumulada en la fase previa al beso y provoca la relajación de los músculos.
Y aunque este momento puede durar algunos segundos, sí te puedes enamorar, pues el proceso continúa después del beso, haciendo que tu cerebro reviva el momento. El recuerdo y la sensación que provocó hace que no te puedas quitar a la persona de la cabeza, principalmente porque la oxitocina no se elimina de manera rápida por lo que fortalece el vínculo. La feniletilamina tampoco, y eso hace sentirnos felices al lado de esa persona creando la necesidad de volver a besarla. Si no lo hacemos al pasar el tiempo el cuerpo se olvida y la necesidad desaparece, pero si la volvemos a besar resurgirá.