La tarde de esta lunes, el Juzgado de Garantía de Los Andes determinó prisión preventiva para Andrés Espinoza Aravena, acusado de violar y matar a la pequeña Ámbar de 1 año y 7 meses, quien falleció este sábado en Rinconada, región de Valparaíso.
Cabe señalar que Espinoza es la pareja de la mujer a cargo de cuidar a la lactante. Decisión que fue tomada por el Tribunal de Familia de Los Andes.
A través de sus redes sociales, el doctor Álvaro Retamal quien atendió a la pequeña Ámbar en Los Andes, publicó unas impactantes reflexiones sobre el caso de la menor, donde señala «Cuando veías su cuerpo frágil, sus manitos, cuando en medio de todo te dabas tiempo para acariciar su cabecita golpeada y decirle que viviera porque nunca más dejaríamos que alguien le hiciera daño».
Dentro de su reflexión, Retamal comienza: «Que fácil enojarse y pedir pena de muerte para un monstruo como este, criminal que seguramente, como todo UDI, pedía pena de muerte para estos delitos.. y es que es fácil enganchar con esta idea».
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«Que fácil enojarse y pedir pena de muerte para un monstruo como este, criminal que seguramente, como todo UDI, pedía pena de muerte para estos delitos.. y es que es fácil enganchar con esta idea… cuando tuve a Ámbar Lazcano en la unidad y luchábamos por su vida, cuando veías su cuerpo frágil, sus manitos, cuando en medio de todo te dabas tiempo para acariciar su cabecita golpeada y decirle que viviera porque nunca más dejaríamos que alguien le hiciera daño.. cuando tienes la oportunidad de decirle en voz baja y que nadie escuche que viva por favor que no tenga miedo porque hay en esta Tierra personas que estamos dispuestas a quererla.. que los tíos y tías que la recibimos en los Andes, que la trasladaron en la ambulancia, que la cuidaron en urgencia en Pabellón mientras se operaba, y nosotros en la UCIP.. todos nosotros desde el que hace el aseo hasta los médicos que a veces toman esa fría distancia para no empaparse de tanto dolor.. todos estábamos sufriendo acompañando a este bello angelito.. y claro con ganas de que él perpetrador sufriera lo indecible por lo que hizo… Ámbar descansó finalmente de una vida que sólo conoció el dolor.. yo tomé sus manitos cuando partió y sin ser nada.. sin ser digno de hacerlo la bendije, solo porque yo estaba ahí y no un sacerdote, no su padre. Lo que siento hoy no es deseos de que maten a nadie, cuestión que no soluciona nada… hoy siento que debimos estar ahí… antes que todo pasara para Ámbar y para tantos otros.. más fácil pedir pena de muerte.. pero porque no convertimos tanto odio en Amor y protección para nuestros niños.. ? porque ellos son de sus padres pero también de todos los que callamos, no sabemos o no queremos saber que pasa con ellos.. el llamado tiene que ser a organizarnos para proteger a los niños que nos rodean en este Valle entre cerros y cordillera eso si puede ser de ayuda… pedir la muerte de un monstruo solo un desahogo».