Daniella Campos fue una invitada al programa de la Revista Velvet, «El aperitivo», donde reveló a Jordi Castell que actualmente vive un complicado momento, le encontraron dos tumores en la cabeza.
Eso sí, reveló que son benignos. «Te voy a contar que el lunes me operan nuevamente, desgraciadamente. Yo pensé que eso ya había terminado para mí, pero nuevamente vamos a pasar una prueba difícil. El lunes entro a pabellón a primera hora. Tengo dos tumores benignos en los frontales, en mi cabeza«, contó.
A pesar de estas dificultades, Daniella Campos expresó que el motor es su hija. «Tiene un ángel, un cariño. Es tan amorosa, me da la alegría que necesito y la fuerza para seguir adelante todos los días», expresó, asegurando que su apoyo ha sido fundamental.
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El miedo de Daniella Campos sobre los tumores
A pesar de que los tumores son benignos, para la ex chica farándula esta operación sigue siendo delicada y es primera vez que se somete a una así desde que es mamá. «Yo creo que eso a una como que la envalentona, te llena de energía, de valentía, de ganas de volver rápido, de que todo pase. Y ella es mi luz. Es mi luz. No hay nada en este mundo que me atraiga, que me deje aquí más que ella», expresó sobre su hija.
Jordi se mostró muy sorprendido por la noticia, «No tenía idea», expresó.
Ahí Daniella reconoció que: «Nadie lo sabe. Nadie sabía, excepto algunas personas de mi familia. De hecho, no todos lo saben».
La también periodista reveló que su última cirugía grande fue en 2013, pero ahora deberá entrar nuevamente al pabellón por estos tumores que están en sus ojos.
«El tumor izquierdo que se llama mucosele, impactó ya el globo ocular y lo está desplazando, entonces estoy en una situación bien particular. Esta pandemia además nos deja muy solos, entonces he tenido que enfrentar este tipo de cosas no con el afecto que uno está acostumbrado, de tus seres queridos. Y además entrai a la clínica sola y no puede ir a verte nadie», reveló.
Respecto a la cirugía en sí, no tiene miedo de posibles riesgos, pero «sí tengo mucho susto del dolor. Sé a lo que voy, he vivido eso. Y pensé que esta zona (ocular) no me la iban a tocar nunca más. Tienen que sacarme un huesito de la frente, correrme otro de la nariz, pero no va a cambiar mi anatomía. Gracias a Dios todavía hubo la oportunidad de entrar por la nariz».