Si bien nuestros almuerzos de la semana tienden a ser rápidos y muchas veces con una cuota de estrés incluida, hay dos cosas que, según los expertos, deberíamos hacer después de cada comida.
Según un estudio realizado por la Universidad George Washington (EE UU), realizar una pequeña caminata después de comer puede reducir los niveles de azúcar en sangre, que aumentan entre los 30 y 60 minutos después de la comida.
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Este ejercicio, debe durar 15 minutos, a una velocidad de 4,8 kilómetros por hora, vale decir, un paso ligero. Hacer esto después de cada comida, sería incluso más efectivo que realizar un solo paseo largo al día. Además, ayuda a acelerar el proceso de digestión.
«La actividad física aeróbica activa nuestro cuerpo en multitud de órganos y sistemas, favoreciendo directamente a la motilidad intestinal«, explica Rubén Bravo, experto en nutrición y portavoz del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO)..
Y esto, a su vez, nos ayuda a ir mejor al baño: al caminar «movemos la musculatura abdominal e, indirectamente, nuestras vísceras, como si recibiéramos un masaje intestinal por parte de un fisioterapeuta», declaró el experto.
La siesta
Para muchos sería ideal acostarse por algunos minutos después de comer. Sin embargo, los científicos sostienen que es recomendable hacerlo después de la caminata.
Aunque la caminata probablemente nos quitará el sueño, existe la posibilidad de que sigamos con pereza. Por eso, lo mejor es que te recuestes por 30 minutos. Ojo que, sobrepasar ese tiempo puede producir que te levantes con más cansancio.