La sal equilibra los fluidos en el organismo y beneficia el funcionamiento de los músculos, así como la actividad del sistema nervioso. Sin embargo, abusar de su consumo resulta perjudicial para el trabajo de los riñones. Además que afecta negativamente la tensión arterial y se convierte en un factor de riesgo hacia enfermedades coronarias o accidentes cerebro vasculares, entre otras patologías.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda, para la población adulta, un consumo medio máximo de cinco gramos al día. Es decir, una cucharadita de café llena repartida entre todos los alimentos consumidos durante el día. Eso sí, solo una parte del sodio procede del salero, pues las tres cuartas partes restantes provienen de alimentos procesados, comida chatarra y fiambres.
Si quieres disminuir tu ingesta de sal, toma nota de los siguientes consejos.
- Utiliza aceites aromatizados, vinagre o especias frescas o secas, ya sea pimienta, orégano, comino o albahaca, para darle sabor a los alimentos. Asimismo, el aceite de oliva extra virgen es una buena opción para aromatizar al cocinar.
- Sustituye la sal tradicional por la versión de bajo contenido en sodio. Ésta aportará la mitad de sodio que la sal común.
- Lava con agua abundante las conservas vegetales y legumbres antes de su preparación.
- En el caso de ensaladas, alíñalas con bastante limón, ya que éste le da frescor y realza su sabor, dejando la sal casi en un tercer plano. En lo posible, intenta no aplicarle.
- En alimentos a la plancha o al vapor, agrega la sal al final, después del cocinado.
- Acostúmbrate a mirar la etiqueta nutricional para elegir alimentos bajos en grasas saturadas.
- Evita también la salsa de soja, los jugos de tomate, los aderezos y las mezclas para ensaladas embotellados. Para el caso de las pastas, por ejemplo, es preferible elaborar la salsa con tomates frescos, en vez de comprarla en lata.
- Intenta no añadir sal a los alimentos mientras cocinas. Es preferible que pongas la sal al final, ya que así podrás controlar la cantidad. Por otro lado, acostúmbrate a no dejar el salero en la mesa. Si no lo tienes delante tuyo, es posible que ni siquiera te acuerdes.
- Siempre es mejor que prepares los alimentos de forma saludable. Es decir, opta por técnicas más sanas para prepararlos como la cocción al vapor, cocer, hervir o estofar sin sal, salsa o queso añadidos. Y pide este tipo de preparación para tus platos cada vez que salgas a comer.