Los gatos pueden sufrir de ansiedad cuando su ambiente se ve modificado, ya sea por mudanzas, algún cambio en su dieta o por la llegada de un nuevo integrante a la familia, independiente si es una persona u otra mascota.
Ya que son animales de costumbre, especialmente sensibles y de naturaleza territorial, cualquier tipo de cambio puede llegar a alterarlos, aunque muchas veces sus dueños no lo perciban como tal.
No obstante, la ansiedad en los gatos se detecta a través de ciertas alteraciones que se producen en su organismo. Por ejemplo, cuando un gato está estresado, puede presentar variaciones en la solidez de sus heces o sudoración en las patas. En casos de mucha ansiedad, incluso, puede manifestar taquicardias.
Pero la ansiedad también se refleja con cambios en el comportamientos del animal, siendo uno de los más comunes que reduce al mínimo la ingesta de alimentos o bien, que empieza a ingerir mucha más comida de la habitual. También puede volverse más agresivo.
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Asimismo, se identifica si el gato se encuentra bajo estrés en lo que concierne a su higiene diaria, tanto si manifiesta un exceso de acicalamiento o bien, una ausencia total de ella.
Respecto a las consecuencias del estrés en los felinos, éste puede ocasionarles distintos problemas como agotamiento general, infecciones renales o urinarias, alteraciones del pelo o la piel y trastornos compulsivos, entre algunos los más habituales. En los casos extremos, el estrés crónico puede llegar incluso a provocarles la muerte a los gatos.