

- Busca un recipiente que sea lo suficientemente grande para que puedas introducir ambos pies.
- Llénalo con agua caliente e introduce un puñado de sal en su interior.
- Mete los pies dentro del cuenco y deja que reposen allí durante unos 5 a 10 minutos.
- Pasado ese tiempo, retíralos, vacía el cuenco y llénalo nuevamente, pero esta vez con agua fría.
- Añade otro poco de sal y vuelve a introducir los pies.
- Como resultado, el contraste entre el agua fría y el agua caliente acabará con la hinchazón en los pies, ya que se activará la circulación en esta zona del cuerpo, reduciéndose completamente la inflamación
