Los patrones de movimiento de un bebé se desarrollan entre las semanas 8 y 15, siendo perceptibles por la madre en torno a la semana 20 del embarazo.
Y aunque siempre se ha dicho que las patadas y estiramientos dentro del útero son un síntoma de bienestar fetal, un reciente estudio publicado en la revista de biología «Development» reveló que los movimientos sirven al bebé para desarrollar y fortalecer sus huesos y articulaciones.
En la investigación, los expertos determinaron que el movimiento estimula las correctas interacciones moleculares de las células y los tejidos del embrión, para que se vuelvan huesos y articulaciones funcionales.
Dependiendo de dónde estén las células dentro de un embrión, el movimiento ayudará en la formación del hueso o del cartílago en particular.
Por el contrario, los resultados del estudio concluyeron que cuando hay ausencia de movimientos embrionarios se produce un desarrollo anormal de la articulación.