A los beneficios físicos que aportan ejercicios de resistencia a largo plazo, como correr, se suma el fortalecimiento de procesos cerebrales asociados a la memorización, retención y aprendizaje de nuevos conocimientos.
Esto se debe a que los músculos, al contraerse en el ejercicio, secretan una proteína llamada Catepsina B, que genera efectos positivos sobre las zonas del cerebro que se encargan de estas habilidades.
Así lo comprobó recientemente un estudio realizado por el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, que experimentó con ratones, monos y humanos.
Los roedores fueron utilizados para determinar qué proteínas relacionaban el trabajo físico con la actividad cerebral. Una vez localizadas, su presencia se estudió en los monos y en los humanos, detectando una elevada dosis en aquellos que realizaban ejercicio de forma frecuente. Finalmente, se empleó a otro grupo de personas para confirmar el incremento de la capacidad de aprendizaje luego de aumentar el ejercicio y, por lo tanto, las cantidades de Catespsina B en el cuerpo.
«La lección es que nuestros cerebros parecen funcionar mejor cuando están inundados de Catepsina B y fabricamos más Catepsina B cuando hacemos ejercicio», señaló Henriette van Praag, investigadora que supervisó el estudio.
Cabe mencionar que la Catepsina B tiene otras funciones, como aliviar el dolor de los músculos tras un duro entrenamiento.