Exponer los pies al contacto con la tierra o el pasto constituye una excelente forma de fortalecer el organismo y conectar con la energía de la naturaleza, lo cual ha sido empleado desde hace muchísimos años por diversas terapias alternativas.
Si te gusta caminar a pies descalzos, aquí encontrarás muchas razones para no dejar de hacerlo nunca:
-Al tomar los pies contacto con otras superficies como pasto o arena, se estimulan los puntos de energía, otorgando una serie de beneficios.
-Caminar o correr sin zapatos desarrolla más fuerza en los músculos de los pies, piernas y caderas, logrando una mayor integración.
-Favorece la circulación sanguínea y flexibiliza las venas.
-Mejora el ajuste de los mecanismos del pie, pues ayuda a que éste tome la posición adecuada. Por lo mismo, corrige los desequilibrios en los movimientos, a la vez que les brinda más agilidad.
-Ayuda a desbloquear las emociones contenidas, que luego pueden pasar a ser ansiedad o depresión.
-Desde el punto de vista óseo, andar descalzo es muy bueno para mejorar la estructura anatómica y los procesos mecánicos del cuerpo.
-En el caso de los bebés, es positivo porque así desarrollan mejor la conexión neuronal motora, se ubican mejor en el ambiente y consiguen tener más seguridad. Y para los ancianos también es bueno, especialmente para eliminar la tensión muscular de estar mucho tiempo sentados o acostados.
En conclusión, andar descalzo puede ser tan beneficioso como placentero para el pie, sobre todo después de un arduo día de trabajo, debido a que la planta del pie es una de las partes del cuerpo con más terminaciones nerviosas. Por ello, llegar a casa y quitarse los zapatos resulta una buena terapia para esta zona del cuerpo. ¡Vale la pena intentarlo!