Pese a las bajas temperaturas que predominan en otoño-invierno y que dificultan especialmente levantarse en las mañanas, la ducha de agua fría sigue siendo una buena opción por sus múltiples propiedades. De hecho, muchos expertos en salud la recomiendan como un estimulador del sistema inmunitario.
- La fuerza del agua fría en tu piel hace que tu corazón lata más deprisa y tus músculos se flexionen, por lo cual se envía sangre a los órganos vitales. Y ya que el agua caliente hace todo lo contrario, moviendo sangre hasta la superficie de la piel, alternar entre agua caliente y fría en la ducha es una gran forma de estimular y mejorar la circulación.
- El agua caliente abre tus poros, mientras que el agua fría los cierra. Por lo tanto, usar agua caliente para limpiar tus poros y luego agua fría para cerrarlos, mejorará considerablemente el aspecto de tu piel.
- El agua fría otorga brillo al cabello, dado que cierra sus cutículas. Además, evita que se quiebre luego al peinarlo y previene la pérdida prematura de pelo.
- Por otro lado, los baños a bajas temperaturas suelen ser utilizados por atletas para disminuir la inflamación tras una sesión de entrenamiento. Esto, pues las venas se contraen en todo el cuerpo y se eliminan toxinas de la sangre.
- Los baños con agua fría pueden estimular la secreción de noradrenalina en el cerebro, la cual está asociada con los desórdenes del humor, como la depresión, así como con una mejora en la calidad del sueño.
- El agua fría estimula que las toxinas se eliminen fuera de la piel. Por lo tanto, no siguen al interior del cuerpo, en donde podrían causar infecciones.