Aunque se ha insistido en que no es aconsejable realizar ejercicio justo antes de dormir, la ciencia indica lo contrario, evidenciando que cualquier actividad beneficia el descanso nocturno.
Así lo confirma un reciente estudio europeo, el que concluyó que caminar de forma habitual es de gran ayuda para mejorar la calidad del sueño. Y aún si se hace de noche.
Actividad de bajo impacto
El estudio evaluó durante 4 semanas a un grupo de casi 60 participantes, hombres y mujeres, con edad promedio de 49 años.
El objetivo fue incrementar el número de pasos que daban a diario y, para ello, se incentivó la caminata diurna y nocturna.
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Para conocer su impacto en la calidad y duración del sueño, se solicitaron autoinformes antes y después de la intervención. Los pasos diarios se registraron con Fitbit Zip.
¿Y qué se descubrió? Los resultados demostraron que la caminata habitual mejora considerablemente la calidad del sueño, pudiendo también promover una mayor duración del sueño en los días de mayor actividad.
Eso sí, estos beneficios resultaron ser superiores en mujeres que en hombres.
El estudio viene a reforzar que, más allá de la intensidad del ejercicio, éste siempre resulta beneficioso para el sueño y buen descanso nocturno.
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Por otro lado, según una investigación británica, los hombres que caminan 5 días a la semana, media hora, bajan 1 unidad de masa corporal, mientras que las mujeres bajan 1,8.
De esta forma, caminar con regularidad a un buen ritmo 5 días a la semana, media hora, adelgaza más que correr, bailar, andar en bicicleta o ir al gimnasio.
Los investigadores señalan que idealmente una sesión diaria de caminata nunca debería ser inferior a 20 minutos.
Asimismo, recomiendan regular el ritmo, la intensidad y la regularidad de la manera en que se camina. El ejercicio adecuado es el que exige a nuestro corazón unas pulsaciones de entre el 60 y 80% de la frecuencia cardíaca máxima.
