Dormir en una posición cómoda es clave para un buen descanso y, por consiguiente, para un amanecer con energía.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los adultos duerman un promedio de 7 a 8 horas diarias. Sin embargo, como pocos lo logran por el ritmo de vida actual, es aún más importante adoptar una postura que sea beneficiosa para la salud.
- Dormir de costado: Se le denomina decúbito lateral y corresponde a la mejor postura, sobre todo si se duerme del lado izquierdo. Ello, pues favorece los procesos glinfáticos y permite limpiar los deshechos del sistema nervioso. Un informe realizado por la Universidad de Stony Broock (USA) y publicado en el «Journal of Nuroscience», indicó que esta postura ayuda a eliminar los residuos en el cerebro y a prevenir la aparición de problemas como el Alzheimer. Además, dormir del lado izquierdo ayuda a disminuir la acidez estomacal y también tiene efectos positivos en las mujeres embarazadas y en el bebé. El inconveniente es que, al dormir de esta forma, el cuerpo reposa sobre las extremidades y puede provocar presión, así como estrés en los nervios y músculos del brazo. Además, el roce de la cara con la almohada puede aumentar las arrugas en los ojos, pómulos y mentón.
- Boca arriba: La ventaja de esta postura es que previene el dolor de cuello y espalda, porque la columna descansa de forma recta y sin forzar. El problema es que la lengua se desplaza hacia la faringe y reduce la apertura faríngea. De esta forma, se obstruye el paso del aire y provoca ronquidos y apneas del sueño. No obstante, esta posición también disminuye los síntomas de reflujo ácido y evita la aparición de arrugas, porque no se presiona el rostro sobre la almohada.
- Boca abajo: Es la postura menos recomendada, ya que afecta tanto a la espalda como a los pulmones. Es la peor para las embarazadas y las personas que sufren de reflujo gástrico. Y es que estando boca abajo la columna está desalineada y se produce una gran presión en la zona lumbar, que puede provocar que la persona se levante con dolor de espalda. Cuando alguien duerme boca abajo, rota de manera excesiva el cuello y genera molestias cervicales. Finalmente, ejerce mucha presión sobre las articulaciones y los músculos.