Un estudio desarrollado por la Universidad Brigham Young, en Utah y la Universidad del Sur de Alabama, concluyó que a la hora de recibir una mala noticia, como el fin de una relación, las personas prefieren el estilo directo, sin medias tintas, rodeos ni paliativos que pretendan endulzar la realidad.
El experimento consistió en bombardear a los participantes con una serie de informaciones no gratas presentadas de formas variadas, tanto visuales, textuales y verbales.
A la hora de transmitir un mensaje negativo respecto a una relación social (por ejemplo, «quiero terminar contigo» o «estás despedido»), los investigadores constataron que la gente valora que se lo digan con franqueza y de forma directa, sin intentar suavizarlo a base de fórmulas educadas.
También si ésta versa sobre problemas de salud, incluso algo tan fuerte como «tienes cáncer, te quedan dos meses de vida», la mayoría de los individuos prefiere que se lo digan sin rodeos y lo más ajustado posible a la verdad.
«Negar los hechos no sirve de nada. Si tu casa está ardiendo, tú quieres saberlo para poder salir. Y si tienes cáncer, lo mismo. Quieres saber la verdad y no escuchar al médico haciendo circunloquios», comentó Alan Manning, el autor de la investigación.
Durante el estudio, los 145 voluntarios que participaron recibieron un cúmulo de malas noticias contadas de varias formas. Y luego, tuvieron que valorar cada mensaje en función de su percepción (si era claro, considerado, directo, eficaz, sincero, específico y razonado), puntuando cuál de estas características valoraban más.
La mayoría de ellos prefirió la claridad y el estilo directo por encima de las otras características. Según Manning, investigaciones previas sobre el tema y los consejos que se daban a la hora de dar malas noticias no eran tan concluyentes, en parte, porque estaban planteados en función del que da la mala noticia.