Si una de tus tantas metas del 2021 era mantenerte saludable, hay algo que necesitas saber. El alcohol afecta directamente tus entrenamientos y los resultados fitness que buscas.
Este combo no es muy compatible, no solo cuando quieres ejercitarte después de haber tomado unas copas, sino que también a largo plazo.
Así afecta el alcohol a tu entrenamiento
1. Deshidratación
El alcohol es un diurético que drena la humedad del cuerpo y por ende nos deja en un estado de deshidratación. Si entrenamos de esta forma, nuestro organismo no podrá regular la temperatura, generando mucho más calor y sudor, además de dificultad para realizar los diferentes movimientos.
¿La solución? Al momento de beber intenta alternar tu copa con un vaso de agua, ya que te permitirá aliviar la deshidratación del día siguiente.
2. Fatiga muscular
Es posible que sientas mayor cantidad de calambres durante tu entrenamiento y algunos dolores en tus músculos, porque el alcohol acumula ácido láctico.
Si bebes de forma frecuente, tu cuerpo necesitará mucho más tiempo para su recuperación y le será muy difícil poder desarrollar masa muscular.
3. Capacidad de entrenamiento
Beber tiene efectos a corto y largo plazo, pero gran parte de ellas se relacionan con la pérdida de habilidades motoras.
Mientras más alcohol consumas, mayor dificultad tendrás para dar lo mejor de ti en tu sesión. Lo peor, es que estarás expuesta a un mayor riesgo de lesiones.
4. Inflamación en tu cuerpo
¿Fanática del Mojito? Este tipo de cócteles suele contener grandes cantidades de azúcar con una carga glucémica alta. Después de varios tragos, tu cuerpo sufrirá algunos cambios como inflamación, hinchazón, fatiga, retención de líquidos, entre otros.
Si organizas una sesión de ejercicio, evita los días anteriores caer ante estas tentaciones.
5. Metabolismo lento
Si bien cuando consumimos alcohol nos sentimos con más energía, la verdad es que el cuerpo se siente estresado con todas estas alteraciones.
Beber vuelve tus intestinos, tu sistema digestivo y estómago mucho más lentos, disminuyendo la velocidad al absorber nutrientes. Esa pesadez impactará en tu capacidad de entrenamiento.
Si nuestro sistema digestivo ya se siente así, además tendrá que luchar con los antojos post consumo de alcohol. Sí, esas ganas de comer alimentos altos en grasas no son solo una ilusión, sino generados por el aumento de la sustancia química galanina producida en tu cerebro.
Los cambios en tu cuerpo con el alcohol
A medida que bebes tu trago favorito, de seguro comenzarás a sentir diferentes cambios en tu cuerpo y mente. Esto se debe a que el alcohol se absorbe por el intestino delgado y viaja por el torrente sanguíneo donde llega a diferentes partes de tu cerebro.
Es así como tu sistema nervioso central se ve deprimido, obteniendo un efecto “sedante” o “tranquilizante”, de acuerdo a Health Harvard. Entre sus consecuencias a corto plazo se encuentran la pérdida de juicio y coordinación, enrojecimiento de la piel, o movimientos más lentos.
En las mujeres, el alcohol tiene un efecto mayor por la composición corporal y la mayor proporción de grasa corporal. Esto significa que habrá una reacción alterada con poca cantidad de vasos consumidos.
Los efectos en tu recuperación
Otra opción que se repite entre las personas es beber después de su entrenamiento. Esto es un error común porque afectarán de forma directa la recuperación de tu cuerpo, sobre todo si tuviste una sesión intensa.
Tu organismo necesita estimular la síntesis de proteínas musculares, estabilizar los niveles de líquido y reponer el glucógeno. Pero beber y aumentar tu producción de orina, no le permitirá a tu cuerpo rehidratarse.
Beber de forma responsable y con moderación quizás no tenga grandes diferencias en tu cuerpo. Pero ojo, que desde a tres a cuatro tragos en una salida o junta, ya podrías verte afectada.