La isquemia cerebral, también conocida como ictus es una enfermedad cerebrovascular que afecta a los vasos sanguíneos que suministran sangre al cerebro. También se le conoce como accidente cerebrovascular (ACV), embolia o trombosis.
Un ictus ocurre cuando un vaso sanguíneo que lleva sangre al cerebro se rompe o es taponado por un coágulo u otra partícula. Debido a esta ruptura o bloqueo, parte del cerebro no consigue el flujo de sangre que necesita. La consecuencia es que las células nerviosas del área del cerebro afectada no reciben oxígeno, por lo que no pueden funcionar y mueren transcurridos unos minutos.
El doctor Eduardo Martínez Vila, neurólogo de la Clínica Universitaria de Navarra, explicó al portal Yo Donna de El Mundo cómo se presenta esta enfermedad: «Se presenta de forma repentina, aguda y con diferente sintomatología dependiendo de la zona del cerebro afectada».
Los síntomas
Las señales más habituales que advierten de un posible ictus son entumecimiento o debilidad repentina en los brazos, piernas y cara, especialmente en un lado del cuerpo; confusión y dificultad al hablar o comprender lo que se le dice; problemas de visión; mareo y pérdida de equilibrio; y dolor de cabeza sin causa. Por lo que recomienda, si se posee cualquiera de estos síntomas concurrir inmediatamente al doctor, aunque sea una falsa alarma.
Las primeras 72 horas son decisivas. «Cada vez hay mejores técnicas diagnósticas y terapéuticas avanzadas para detener el proceso mientras está ocurriendo y, posteriormente, para rehabilitar al paciente ayudándole a recuperar las capacidades dañadas y prevenir, con fármacos, un futuro episodio. En muchos casos se consigue estabilizar al paciente sin que el ataque le deje secuelas o al menos se evita que sean irreversibles».
En cuanto a si ser mujer es un factor de riesgo añadido, Martínez Vila dice que sí, pero con algunos matices:
- De 0 a 100 años, siempre puede haber un riesgo latente. Cualquier persona puede sufrir una disminución del aporte sanguíneo al cerebro o una hemorragia en los vasos cerebrales. No obstante, en las personas mayores es mucho más alto. Dos terceras partes de los ictus ocurren con edades superiores a los 65 años y la probabilidad de muerte es más frecuente. Aunque los hombres tienen un riesgo mayor de sufrir ictus, la mortalidad femenina por esta causa es más alta. También es verdad que la mujer lo padece a edades más avanzadas.
- Algunas causas son exclusivamente femeninas y derivan de los cambios hormonales en determinadas etapas vitales, como el embarazo, el parto y la menopausia.
- Las mujeres con tratamiento hormonal sustitutivo (THS) que han sufrido migrañas más intensas tienen un 30% más de riesgo de sufrir un ictus isquémico. El exceso de medicación durante este período podría ser la causa de esta mayor incidencia, según investigadores del Instituto del Ictus Zeenat Qureshi en Minneapolis (EEUU). Las pacientes que reciben THS deberían comunicar a su médico si advierten un empeoramiento de su migraña con el fin de que evalúe los riesgos y ventajas del tratamiento.
- Los hábitos de vida que pueden alejar el riesgo de ictus son aquellos que permiten tener bajo control los niveles de colesterol, tensión arterial y peso corporal: ejercicio físico, alimentación sana y técnicas de relajación. El tabaco y los anticonceptivos orales, por ejemplo, dejan a la mujer en una posición muy delicada, sobre todo si padece hipertensión.
- La incidencia de ictus es de cuatro a seis veces más elevada si la paciente sufre hipertensión. De hecho, se la llama la asesina silenciosa. Por eso, es importante tratar de controlar la ansiedad y el exceso de estrés, posibles causas en muchas ocasiones de una tensión alta. Después de un ictus, suele aconsejarse terapia psicológica o psiquiátrica que alivie los problemas emocionales.
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¡Ya lo sabes! Cuídate de un posible ataque cerebro vascular y concurre a tu doctor inmediatamente si presentas síntomas, de eso depende tu salud.