Danna Paola conquistó con su personaje de Lucrecia en las tres temporadas de Élite. Una joven admirada pero también temida por sus compañeras, y que no tenía miedo a decir lo que pensaba.
Pero pese a las buenas críticas que recibió por su desempeño en la serie española de Netflix, Danna Paola tuvo una abrupta salida del show que llevó a cuestionarse a sus fans lo sucedido.
La también cantante quiso aclarar todas las dudas que surgieron por su decisión en el programa español ‘El Hormiguero’, mediante la promoción de su próximo álbum ‘K.O.’.
Cuando el presentador Pablo Moto le preguntó sobre la decisión de dejar la serie, Danna aseguró que “Yo venía jugando al Hannah Montana porque dividía mi vida entre ser actriz y ser cantante al mismo tiempo”, haciendo referencia al show de Disney en donde Miley tenía una doble vida.
Debido al éxito que logró su canción ‘Mala Fama’ en medio del estreno de la serie, Danna entendió que necesitaba escoger un camino. “Me gusta trabajar y dar mi cien por ciento en mi trabajo, y no me podía dividir”.
Danna Paola: Entre el estudio y el rodaje
El desgaste entre filmar Élite y su disco llevó a la actriz a un estrés. “Salía yo del rodaje y me iba al estudio. Luego llegaba a la casa y tenía que hacer una llamada o entrevistas, o luego tenía que volar los fines de semana. Me tocó un día volar a Miami y no llegué porque me quedé dormida”.
Para convertirse en Lucrecia, Danna tuvo que absorber su personaje a tal punto que sentía que llevaba una doble vida, lo que también afectó su carrera.
Elegir: La música o la actuación
Cuando se vio en medio de sus dos pasiones, Danna Paola entendió que era el momento de enfocarse ciento por ciento en una sola área de su vida. Y no dudó en elegir la música, sobre todo tras el éxito de sus canciones de Final Feliz y Oye Pablo, que le comprobaron que tenía talento.
“Entendí de lo que era capaz y pudimos empezar a ver que era por ese camino y tuve que decir que no a Élite 4”, concluyó la actriz.
Su paso por España
Danna Paola no tuvo tapujos en confesar que sentía que le caía mal a los españoles, sobre todo recién llegada al país. Quizás por su personalidad alegre y extrovertida, o porque no tiene pelos en la lengua.
Pero también pudo aprender a desenvolverse en España, entregando su opinión de forma directa sin sentirse mal.
«Aquí aprendí a decir que no y ha sido un alivio muy grande. Eso me ha ayudado también a estar más segura de mí misma, saber lo que quiero y lo que decido».