Presente en nuestras comidas y en la mesa, la sal es uno de los condimentos más usados diariamente. Destacado por sus cantidades de sodio, un elemento que el cuerpo necesita para mantenerse sano, también puede ser dañino si lo consumimos en medidas exageradas como propiciar la aparición de presión arterial alta y la acumulación de líquido en personas con insuficiencia cardíaca, cirrosis hepática o enfermedad renal, según MedlinePlus de la Biblioteca de Medicina de Estados Unidos.
La sal de mesa y la de mar, que son las más conocidas, tienen casi la misma cantidad de sodio, por lo que ninguna es más saludable que la otra. Además, la sal de mesa puede tener yodo añadido, un nutriente que sirve para que nuestra tiroides se mantenga sana.
Por otra parte, en el comercio también puede encontrarse sal de mesa baja en sodio, la cual a su vez suele ser más alta en cloruro de potasio. Este compuesto puede ser beneficioso para las personas, con una excepción: quienes estén tomando medicamentos para la presión arterial. En su caso, deberían intentar evitarla, o consultar a un médico antes de consumirla, detalla la revista estadounidense Health.