Con las vacaciones y los feriados extra largos que se nos avecinan, muchas personas salen del país buscando un verdadero descanso y la tan amada desconexión. Para lograr esto, los viajes son en algunas oportunidades demasiado largos pudiendo sufrir el efecto del odiado jet lag.
Paz Torralba, directora de los centros de belleza The Beauty Concept, habló con revista «Hola» contando algunas pautas básicas que debemos tener en cuenta antes de un vuelo que implique sufrir sus efectos, que suelen durar entre 3 y 7 días.
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Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que cada persona tiene un reloj interno, que es el encargado de decirnos cuándo tenemos sueño, cuándo debemos dormir o cuándo comer. Cuando este reloj se adelanta o retrasa bruscamente debido a un largo viaje, se sufre este problema, que cada persona manifiesta de diferente forma.
Antes del vuelo
- Si podemos, hay que intentar adaptarnos unos días antes de viajar a nuestro destino final y adaptarnos a sus horarios.
- Si reservamos el viaje con tiempo, hay que intentar elegir bien los horarios del vuelo al destino para aminorar las horas de diferencia que tengamos. Si viajamos de noche y dónde llegamos es de día, conviene intentar dormir en el avión, para que cuando lleguemos nos incorporemos al día a día del destino elegido. Si no podemos dormir de forma natural, podemos ayudarnos de infusiones relajantes, valeriana, melatonina, etc. Si, por el contrario, aterrizamos de noche en el lugar al que viajamos, será mejor no dormir en el avión y retomar el sueño en destino.
- Procurar subir al avión sin estrés y relajados para no alterarnos en el vuelo y llegar descansados.
- Movernos en el avión cada una o dos horas durante unos quince minutos para así evitar posibles problemas cardiovasculares que puedan surgir.
- La hidratación cuando se vuela es fundamental. Viajar en avión añade un extra de estrés a nuestra piel, y esto se debe a varios motivos. Debemos hidratarnos por dentro y por fuera, así que habrá que empezar bebiendo agua de forma continuada. Además, la sequedad de la cabina es elevada para garantizar su presurización, para lo que es necesario el bombeo constante de aire del exterior que tiene una humedad muy inferior a la que estamos acostumbrado. Esto provoca que las mucosas se resequen y la piel puede volverse tirante. Si la piel es seca, se resecará aún más y, si es grasa, producirá más sebo de lo normal. Por eso, hidratar de forma continuada la piel y los labios es imprescindible, y para ello debemos llevar a mano muestras de cremas o ajustarnos a las medidas que dejan subir en cabina de líquidos.
- Atención especial a las ojeras y bolsas para lo que debemos ayudarnos bebiendo agua, y aplicar productos en el contorno de ojos con un ligero masaje de drenaje linfático.
- Acuérdate de meter en tu neceser de viaje un colirio para los ojos, pues éstos también sufren esta deshidratación.
- Presta especial atención a la retención de líquidos por inmovilidad y por los cambios de presión: beber de nuevo mucha agua nos ayudará en la eliminación de toxinas y evita en gran medida la hinchazón de las piernas.
- Evita el alcohol, ya que deshidrata la piel, favorecen la hinchazón y nos hace sentir mucho más cansados.
- Viajar con ropa holgada y cómoda y evitar cinturones.
- ¿Y la alimentación? También hay que tener cuidado. Las comidas proteicas (carne, pescado, huevos, soya) proporcionan más energía, mientras que las ricas en carbohidratos (pan, pasta, arroz) potencian la somnolencia.
- Es mejor evitar la cafeína, ya que da energía, pero luego produce un descenso brusco de la misma.
Así te asegurarás que el viaje se vuelva placentero y lo disfrutes al máximo sin perder tiempo acostumbrándote al nuevo clima y horario.