Rodrigo Jarpa, psicólogo, Doctor en Sexualidad y conductor de Cómplices los dos nos cuenta acerca de la eyaculación precoz y nos cuenta cómo saber si nuestra pareja lo tiene.
Estamos enfermos de «normalidad». Hoy, el sexo se ve como una tarea llena de reglas, tiempos, metas y etapas bien definidas, que se cree todos deberíamos cumplir de manera bastante similar. De no ser así, podríamos sentirnos «enfermos» o ser diagnosticados con un trastorno mental.
Un mini experimento personal: hace un par de semanas escribí en mi cuenta de Twitter: “Orgasmo precoz femenino, ¿la nueva disfunción sexual?”. El mismo día en la tarde, me llegó el siguiente mail de una mujer de 22 años: “Hola Rodrigo, te sigo en Twitter y vi que escribiste algo sobre el orgasmo precoz femenino. La verdad es que yo generalmente termino muy rápido y antes que mi pareja. No sabía que fuera una disfunción sexual, pero cuando lo leí me di cuenta de que puede que yo tenga eso. Me gustaría saber cómo tener una hora contigo para solucionar el problema…”
¿Todo lo que sale de lo normal, está mal? No; el problema es que hoy, todos buscamos la normalidad y estar dentro de los criterios establecidos.
Si nunca se hubiera construido el concepto de «eyaculación precoz» –altamente rentable para los expertos y las farmacéuticas- lo más probable es que las personas se habrían adaptado a la situación buscando otras formas de placer y no se hubieran restringido a cuántos segundos dura un pene dentro de una vagina antes de la eyaculación. Desde mi punto de vista ahí está en gran parte el problema: limitar y determinar nuestra satisfacción sexual en base a criterios externos que nos dicen qué es lo normal y qué es lo patológico.
¿Cómo se define Eyaculación Precoz?
Según el Manual Diagnóstico Y Estadístico De Los Trastornos Mentales (DSM edición V), una persona tendría eyaculación precoz cuando cumple con los siguientes criterios:
A. Eyaculación recurrente durante la actividad sexual en pareja, aproximadamente un minuto después de la penetración vaginal y antes de lo que el individuo desea.
B. Esto debe haber ocurrido por lo menos durante 6 meses y debe ser experimentado en casi todas o todas las ocasiones que haya actividad sexual.
C. El síntoma provoca malestar en la persona.
D. La disfunción sexual se explica por factores de estrés, o relacionales, sin que se pueda atribuir a los efectos de alguna medicación o condición médica.
Más allá de síntomas, o de definiciones, lo preocupante es que parecemos estar “enfermos de normalidad”, buscando que los profesionales nos digan qué está bien y qué está mal y si somos normales o tenemos algún “trastorno mental”.
Mirémonos nosotros como pareja, y establezcamos nuestros parámetros.
Te espero este jueves a las 20 en Cómplices los dos para seguir conversando acerca de este tema.
Rodrigo Jarpa.